Así como podemos ver cada una de las estrellas que se dibujan en el firmamento, es que aquello que miramos en realidad viene a ser una parte muy mínima de lo que verdaderamente existe en el universo, pues la formación de tantas galaxias y sistemas solares, contemplan a millares de millones de estrellas que brillan con luz propia y que tienen siempre una característica que les diferencia de la otra. Esta analogía funciona cuando analizamos la relación entre Dios y la otra dimensión.
Pero asi cómo nace una estrella también existe otra que muere casi en el mismo instante, esto para tratar de mantener un equilibrio en el cual no exista una acumulación excesiva de estas estrellas en el firmamento. Uno de los elementos que existen en el universo para mantener el equilibrio de la cantidad de estas estrellas, está dado por los agujeros negros, los cuales tiene la característica de absorber absolutamente todo lo que se encuentre en un radio acerca a él.
Es así que se cuenta que existió un momento en el tiempo del universo en el cual uno de estos agujeros negros empezó a absorber a toda aquella estrella que se presentaba por su camino, sin respetar el tamaño que ésta pueda llegar a tener; dándose el problema cuando las estrellas más grandes que existían por el sector empezaron también a ser tragadas por este agujero negro.
Dios y la otra dimensión: Un mirada al infinito
Nunca se habría imaginado alguien que una gran cantidad de estrellas pudieron haberse acumulado en un instante determinado en este agujero negro, tal como pudiese ocurrir en un cuello de botella en el cual por mucha acumulación de agua más sedimento, éste podría llegar a taparse. De esta misma manera es que este agujero negro llegó a ser un cuello de botella en el cual el paso de cada una de las estrellas acumuladas en el sector impedían que den paso a las demás que venían detrás, haciéndose con esto que el universo empiece a encontrarse un estado de inestabilidad.
Mientras más estrellas se acumulaban en la boca del agujero negro, más ruido se podía escuchar en todos los confines del universo debido al choque que las nuevas estrellas provocaban en este lugar. De esta manera es que el ruido ocasionado por esta situación llegó a ser escuchado a manera de inmensos truenos por parte de Dios, quien se despertó sin saber qué era lo que ocurría. Cuando se percató de todo el inmenso problema que estaba ocasionando esta acumulación de estrellas en el agujero negro y del peligro que podría provenir posteriormente, es que decidió enviar a sus arcángeles para que traten de dar una solución a dicho problema. Pero al verse imposibilitados de poder destapar tanta acumulación de estrellas, es que comunicaron a Dios que la tarea prácticamente imposible, y que no tenían medios para poder realizar una evacuación segura en este lugar.
Entonces es el instante en que Dios decide tomar cartas en el asunto, para lo cual utilizó un destapador cósmico y universal que pudiese destapar ha dicho agujero negro. Es así que al empezar a bombear con más fuerza en cada instante, poco a poco fueron pasando las estrellas desde el un lugar al otro, hasta que en un momento determinado todas las estrellas acumuladas pasaron en un solo acto y con gran fuerza nunca antes vista. La fuerza de succión fue tan grande que incluso Dios y los arcángeles fueron arrastrados hacia el otro lado del agujero negro, pasando de esta manera hacia otra dimensión.
Es así que muchos dicen que desde ese mismo instante es que los seres humanos andamos en busca de Dios, sabiendo que se encuentra en otra dimensión pero que siempre está atento a cada uno de nuestros problemas.
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