Todo comenzó en el año 1948, en un tranquilo pueblo llamado Hydesville, condado de Nueva York. Dos hermanas, Kate y Margaret Fox, entraron en contacto con el espíritu de un vendedor ambulante muerto en extrañas circunstancias años atrás. Pronto la noticia se expandió por toda América y parte de Europa. Era el nacimiento del Espiritismo moderno.
Todos deseaban establecer comunicación con los muertos. Entonces comenzaron a salir a la luz aquellas organizaciones espiritistas que se reunían a escondidas, al igual que los médiums. Se comenzaron a realizar sesiones espiritistas. Estos individuos que actuaban como intermediarios entre los espíritus y los seres humanos, inventaban gran variedad de maneras interesantes para contactar con el mundo de los muertos.
Tablero de la Ouija
La mesa que se movía era uno de estos. El médium y los partícipes de la sesión, posaban sus dedos ligeramente sobre la mesa y esperaban el contacto espiritual. De repente la mesa se inclinaba y movía, dando golpes n el suelo tantas veces como letra del alfabeto quisiera comunicar. De esta manera la misteriosa fuerza que movía la mesa, iba deletreando las palabras una a una.
Luego surgió una técnica mas silenciosa que era la escritura automática. Una variante más ingeniosa pero con el tiempo menos utilizada, constaba de colocar en la base de una pequeña plancha de madera en forma de corazón, dos suaves rotadores en la parte más ancha, y un lápiz en la punta que sería la tercera pata, permitiendo rotar la plancheta y escribir el mensaje sobre una hoja de papel.
Los instrumentos de la Ouija
Y así fueron surgiendo diferentes instrumentos, para el contacto espiritista, aunque la mayoría carecían de eficacia, y por el contrario sobraba imaginación.
Y las empresas del juguete aprovecharon su oportunidad para lanzarlos al mercado, alcanzando popularidad en América y Europa, hasta tal punto que en 1886 un nuevo tablero con letras del alfabeto y números, dejo a todos los demás en segundo plano, invadiendo todos los kioscos, aun sin nombre, pero con mucha fama, el nuevo tablero era simple de hacer no requería ninguna habilidad especial de los participantes. Fue Charles Kennard quien la llamo «Ouija».
Deja una respuesta