Los sacrificios, como formas de adorar y honrar a los dioses, es una constante que podemos encontrar desde los pueblos pre-colombinos de América, hasta pueblos como el egipcio. Por otra parte; el propio libro sagrado de los católicos, también recoge un intento de sacrificio a través del hijo de Abraham, o el propio sacrificio del hijo de Dios cuando se entrega al martirio de la cruz.
Los sacrificios, son en esencia y como se decía anteriormente, una forma de honrar a la divinidad, la búsqueda de la aceptación a través del vertido de sangre, con todo lo que ello conlleva. En cuestiones de brujería y oscurantismo, cuanto mayor es el ente al que se quiere glorificar, mayor ha de ser la categoría del ser o animal sacrificado. Se podrían citar hasta cuatro tipos de sacrificio, a saber:
- El sacrificio de sangre. Todos los sacrificios son, en realidad, de sangre, solo que algunos, en los más benévolos, no hay muerte. Se trata, sobre todo, este tipo de derramamiento de sangre, del sacrificio producido cuando existe un nuevo miembro en el grupo. En este caso con un corte en el brazo y derramar unas gotas de sangre, será suficiente para sellar un pacto de lealtad entre el resto del grupo y obediencia con respecto al ser o la entidad a la que están adorando.
- El sacrificio de animales menores. Es idóneo para advocar a las entidades oscuras y malignas intermedias. Se suele hacer en animales domésticos como conejos, aves, etc. Este tipo de sacrificios se realizan para obtener el favor y la atención de distintas entidades reacias a tener contacto con los seres humanos. Se puede sacrificar también perros, gatos. Este tipo de sacrificios se dan en gran número en religiones como el vudú. Jamás se deben sacrificar cabras o machos cabríos, ya que estos animales quedan reservados para entidades mayores.
- Sacrificio del macho cabrío. También conocido ese rito como el sacrificio del dios de las brujas, es la ofrenda más común para contactar con el diablo, entregándole la sangre del animal que desde antiguo le ha simbolizado. Es útil para cualquier tipo de divinidad mayor, incluido el Caído, con el derramamiento de la sangre del animal se purificará el nombre del ser invocado y se loará su presencia.
- El sacrificio humano. En principio, como ya se decía al comienzo, desde antiguo, distintas culturas han venido practicando el sacrificio humano a sus dioses. Mayas y Aztecas lo practicaban de manera masiva, los egipcios también solían sacrificar a siervos y aquellos que eran capturados en batallas en loor de sus dioses. En la cuestión de brujería que estamos tratando en este artículo, hay que decir que desde antiguo se ha dado un punto de vista negativo e intencionado al vincular la mayoría de los ritos de brujería con el sacrificio de niños y humanos. Es cierto que en algunos grupos herméticos hay testimonios, en la antigüedad, de invocar al Oscuro a través del sacrificio de una doncella o de un niño, si bien se realizará en ocasiones muy contadas. Es más común, en este punto quizá, que se produzca este tipo de actos aberrantes y condenables en personalidades esquizoides y con problemas mentales, antes que verlo en actos vinculados con aquelarres y brujería. Por lo tanto es éste un factor que no tendremos en consideración en este post.
A modo de resumen, podríamos decir que la invocación o la glorificación de un ser mediante la sangre es un acto, un rito cargado de simbología, tan antiguo como la propia historia del hombre. Existen, además, otro tipo de sacrificios que nada tienen que ver con la sangre, pero que pueden ser auto-impuestos para lograr el favor de esa deidad.
Sea como fuere, es un factor, repito, muy común en la mayoría de las culturas, pero un estigma, injusto en la mayoría de las ocasiones, para el mundo del oscurantismo y la brujería.
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