Era un hecho común en los aquelarres el uso de determinadas plantas con propiedades alucinógenas, eran las conocidas como “plantas mágicas” o “plantas de Lucifer”; las cuales, según la tradición eran un legado del propio Ángel Caído para tener acceso a éste y a su presencia. Son elementos que, desde un conocimiento antiguo y de naturaleza pagana, han pasado y pervivido de generación en generación. En esta entrada vamos a profundizar en la Tipología de plantas para aquelarres.
Entre los elementos más usados podemos citar el beleño, la mandrágora, el estramonio, y la belladona; estos elementos, solos o combinados, entraban a formar parte del llamado “ungüeto de las brujas”; plantas todas con un alto componente en su esencia de alcaloides y sustancias narcóticas.
El procedimiento más frecuente para obtener los principios narcóticos de estos elementos consistía en cocer sus hojas y tomar, a modo de infusión el elemento resultante, también se podía fumar o aspirar el humo, incluso impregnar distintas partes del cuerpo con este tipo de sustancias. Según la tradición, se podía crear un tipo de sustancia mucho más fuerte y eficaz, mezclando el resultado de tales cocciones con grasa de gato o de lobo, incluso a veces con la grasa de algún desafortunado niño recién nacido.
Tipología de plantas para Aquelarres: bibliografía
A poco que investiguemos, son muchos los textos que dan fe de este tipo de actos y “pócimas”. Para muchos ilustrados medievales, religiosos o estudiosos del tema en la época, todo lo contado y narrado por dichas “brujas” era efecto de las plantas y sustancias ingeridas. De este modo podemos encontrar que en la famosa obra de Alonso Fernández de Madrigal, en 1440, Obispo de Ávila, afirma en algunos de sus escritos que:
el Sabbat es una pura imaginación causada por las sustancias y pozimas elaboradas
Existen también varias descripciones de algunas de estas sustancias y preparados, las cuales implicaban cierto conocimiento en cuanto a su elaboración y naturaleza.
Una de las muchas descripciones de este tipo de preparados, la podemos leer en una relación de “efetos encontrados en una casa de dos ancianos acusados de brujería y adoración al demonio” elaborada por la Santa Inquisición en 1545:
(…)era verde y de olor grave y pesado, que muestra ser compuesto con hierbas en el último grado frías y soporíferas, cuales son la cicuta, el solano, el veleño y la mandrágora. Hice untar de pies a cabeza la mujer del verdugo, que, de celos de su marido se había perdido totalmente el sueño y vuéltose casi medio frenética. Lo cual súbito, en siendo untada, con los o jos abiertos como conejo, se adurmió de un tan profundo sueño que jamás pensé que despertase. Al cabo de 36 horas, la restituí en su juicio y acuerdo, aunque la primera palabra que habló fue: ¿Por qué en mal punto me despertades, que estaba rodeada de todos los placeres y deleites del mundo? Y, vueltos a su marido los ojos, díjole sonriéndose: “Tacaño, hágote saber que te he puesto el cuerno, y con un galán más mozo y estirado que tu.
Así, poco más adelante, el redactor de este documento, concluye afirmando que:
De donde podemos conjeturar que todo cuanto dicen y hacen las desventuradas brujas es sueño causado por brebajes y unciones muy frias, las cuales, de tal suerte las corrompen la memoria, que se imaginan haber hecho despiertas todo cuanto soñaron durmiendo
Por lo tanto, se conocen ya los efectos de este tipo de plantas solanáceas desde antiguo y sus efectos en la percepción de la realidad; no obstante su uso o su tenencia, en la época era motivo para severo castigo que podía ser incluso la muerte en la hoguera.
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