Nostradamus ha sido desde siempre, incluso cuando aún no había muerto, una persona admirada por muchos y odiada y denostada por otros. Hay quien acierta a ver determinadas coincidencias con lo que afirma a través de sus escritos y lo que está ocurriendo en la actualidad.
Si bien es cierto que Nostradamus habla de crisis mundiales, de epidemias, de guerras incluso del final del mundo, al igual que la propia Biblia; este visionario ha sido siempre muy criticado quizá porque se desvinculaba de todo precepto religioso para afirmar sus premoniciones. En este caso, Nostradamus no habla de castigos divinos, como en el libro sagrado del cristianismo. Habla de guerras fratricidas, de desastres naturales, de hambrunas, de toda suerte de desgracias en torno a la figura de la humanidad y del hombre. La diferencia, creo, es que en la Biblia, siendo idénticas predicciones, a través de los cuatro jinetes del Apocalipsis, queda justificado el final del mundo a través de un castigo divino.
Es Dios quien desencadena las fuerzas naturales como castigo. Nostradamus, simplemente predice, no da causas, si bien coincidirá con el dogma cristiano en el advenimiento del Anticristo en un presente próximo. Más concretamente se habla del año 2050 en cuanto a su llegada. Nostradamus no explicitará si dicho advenimiento será a través de un niño recién nacido y encomendado al oscuro, si lo hará en propia presencia o si, como hace la Santa Biblia, identificará la llegada del Maligno con la propia actitud de las personas y su alejamiento de las cuestiones morales y sociales más básicas. Sea como fuere, determinados hechos descritos en su día por Nostradamus están pasando.
Nostradamus y sus visiones apocalípticas
Al respecto de las grandes inundaciones que predijo en su día, las mismas que aparecen ya en el Antiguo Testamento y en pasaje de la Torre de Babel, las mismas quizá que ya aparecen en textos del Antiguo Egipto y que dan muestra del desbordamiento del Nilo, en este capítulo ya se están recogiendo las consecuencias del cambio climático, de la subida del nivel de los mares. Son múltiples pequeños ejemplos, también predichos por Nostradamus de este efecto meteorológico que hemos padecido en los últimos años, basta con recordar el dramático tsnami de Indonoesia e incluso lo ocurrido en Fukusima, Japón , en la Central Nuclear.
Otras de las predicciones más famosas es la que se centra en “el fuego que caerá del cielo sembrando el caos y la destrucción en la tierra” Muchos vieron en estas palabras una alegoría del poder de Dios para castigar a los hombres. Nada más lejos de la realidad. En las últimas fechas ha trascendido una noticia emitida por algunos astrofísicos rusos en la que se dice que para el año 2040-41 se prevee la aproximación de un gran asteroide de hielo a 30.000 kilómetros que, si no varía su rumbo colisionará con la Tierra.
No es algo nuevo en la historia geológica de la Tierra. Hace millones de años, otro asteroide de similares características, impacto sobre la tierra, cerca de la Península del Yucatan, extiguiendo a la especie más poderosa del momento: los dinosaurios.
Incluso, científicos norteamericanos se han adherido a la noticia, informando que, posiblemente por la fuerza del impacto, distintos volcanes, como el de Yelowstone podría volver a la actividad y que, distintas placas sísmicas podrían verse afectadas y desplazadas por la virulencia del impacto, con todo lo que ello puede acarrear.
Es cierto que Nostradamus fue y será una figura controvertida y polémica, que sus predicciones son esencialmente alegorías y que muchas veces tenemos la tentación de identificar lo que dijo, con lo que ha ocurrido. Sin embargo, si la lectura de sus predicciones sirven para reflexionar o incluso para adelantarnos a un hipotético futuro y sus consecuencias, creo, merece la pena tener en cuenta aquello que dijo hace cuatrocientos años y replantearnos determinadas cuestiones y actitudes.
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