La Asociación Internacional de Exorcistas tiene su origen en un grupo de religiosos italianos, que, animados por el famoso clérigo Gabriele Amorth, tomaron la iniciativa de congregarse y unirse para hacer un frente común contra los cada vez más espíritus nocivos y sus acciones sobre las personas.
El padre Gabriele Amorth, hoy día, presidente emérito y fundador de esta Asociación Internacional, saltó a los medios gracias a sus polémicas declaraciones sobre la imposición del mal y la extensión del relajamiento de la Iglesia en cuanto a la moral y al adoctrinamiento de sus fieles.
“La relajación moral –dijo en cierta ocasión Amorth a la Televisión Pública Italiana- que la iglesia permite en sus feligreses, conduce a estos al abandono de las buenas y saludables prácticas para la vida y les lleva a caer en excesos y en el pecado, una puerta abierta para que el mal entre de una forma u otra dentro de las personas.”
Es en este clima de relajación y cierta tensión entre lo que estaba ocurriendo en la sociedad, el avance del pecado y quizá cierta relajación de la iglesia, cuando se lleva a cabo, movidos por una necesidad real de tomar las riendas del asunto, cuando surge “la necesidad imperiosa de unir esfuerzos y llevar a cabo una profunda reforma moral y una limpieza de conciencia y almas a tantas y tantas personas que se han abandonado al olvido de Dios y entregado al ma”l, dirá en cierta ocasión el propio Amorth.
Fundación de la Asociación Internacional de Exorcistas
Es a primeros de julio del año 2005 cuando se instauran como una Asociación plenamente formada y articulada, con el apoyo de la Iglesia, quien les otorgó entidad jurídica y rango religioso para ello.
Si bien es cierto que aún hoy, los exorcismos sociales se conciben como algo oscuro y vergonzoso, hasta tal punto de tener que ser realizados muchas veces en secreto y con el estigma social que ello supone para quien lo padece, también se podría decir que cada vez es más común encontrar el apoyo público de la Santa Madre Iglesia con sus sacerdotes dedicados a estas peligrosas lides. La única condición impuesta por Roma a la Asociación Internacional de Exorcistas fue que se atuviesen, con todo rigor y fidelidad, con el ritual romano del exorcismo, el único válido para la iglesia, si bien existen múltiples formas y variantes.
Esta secreta asociación estuvo presidida por el propio padre Gabriele de Amorth hasta el año 2014, el cual fue reemplazado por el experto demoniologo padre Fransco Bamonte.
Los requisitos para pertenecer a este selecta élite no son demasiados, pero si tienen que ser bien sólidos: primero es ser miembro de la Santa Madre Iglesia, tener una actitud entregada, ser una persona de fe, con una ética intachable y llevar a cabo toda tarea con bondad y humildad. Y quizá, uno de los detalles más importantes: saber discernir entre una persona como problemas psíquicos y otra que verdaderamente si esté imbuida por alguna presencia maligna. Para ello este grupo de clérigos presenta no solo una trayectoria intachable en el seno de la Iglesia, también son personas instruidas profundamente en psicología y siquiatría, también en medicina.
Son muchas las opciones de que la persona que dice estar poseída, tan solo sea debido al desequilibrio mental, o a distintos factores sociales o personales. Es solo cuanto se han descartado todas las posibles patologías mentales, cuando se empieza a considerar la posibilidad de una verdadera posesión. Si se llega a tal conclusión, es entonces cuando se procederá a realizar el ritual, de manera discreta y en una serie de sesiones que pueden ir aumentando en intensidad y peligrosidad, según el ser del que se trate. En todo caso siempre se intenta hacer salvaguardando la integridad física, tanto de la persona poseída como de los participantes en el rito.
Al respecto del ritual romano aceptado por la Iglesia, se trata de un antiguo texto escrito en 1614 y adaptado a la modernidad en 1998 por iniciativa del equipo de exorcistas del Vaticano.
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