Para gran parte de los cristianos el advenimiento del final de los días está ya próximo, lo que conocemos como el día del fin del mundo o el Juicio Final. La propia Biblia sirve de base para este tipo de predicciones en pasajes como el Apocalipsis o, sobre todo en el pasaje de la profecía de las setenta semanas de Daniel, donde se citan fechas y cronologías reconibles y próximas al presente de hoy.
Es significativo como el final del mundo para la ortodoxia católica no comienza con distintos fenómenos naturales como estamos acostumbrados a ver en distintas películas. Para las Sagradas escrituras el comienzo del final lleva con el advenimiento del Anticristo.
Como la mayoría de los libros sagrados, La Biblia, está basada en metáforas, parábola y distintos tipos de ejemplos más o menos didácticos para hacer entendible y accesible los preceptos que en esta obra sacra se compilan. Es por ello que muchos teólogos conciben la llegada de tal “Anticristo” no como una persona, ni siquiera como una entidad, sino más bien como un alejamiento de la fe católica y un relajamiento de costumbres para llegar a una inversión plena de los valores y los preceptos señalados por el catolicismo. El anticristo para muchos ya ha llegado y su obra es tanto y tantas noticias deplorables que podemos ver en los medios.
De esta manera, será el propio Dios quien desate las fuerzas de la naturaleza como castigo a la actitud de sus hijos. Recordemos que en distintos capítulos de la Biblia ya se recogen castigos parecidos: el episodio de la Torre de Babel, es un claro ejemplo, donde Dios desata su ira a través del advenimiento de lluvias e inundaciones, o como en otra parte es capaz de despertar a los cuatro jinetes del apocalipsis: el hambre, la guerra, la locura y la enfermedad.
El fin de Mundo: ¿alegoría o realidad?
Auténticas alegorías de lo que, llegado el año 2016 estamos contemplando a día de hoy en nuestro entorno: miles de niños y personas adultas pasando hambre en países como España, mientras instituciones desatienden las protestas y las necesidades de sus propios ciudadanos. La guerra, instaurada a través del terror religioso del fanatismo. Una guerra secreta y suicida que cada día siega la vida a más mujeres y niños, no en los campos de batalla, sino en nuestros propios hogares a través de un integrismo sanguinario y homicida. En cuanto a la locura, tan presente en el desvío de las actitudes cuerdas que se les supone a animales racionales como los hombres y la endémica enfermedad, tanto física y moral de las personas y las sociedades.
Es precisamente este punto de vista lo que explica, para muchos, el comienzo de una decadencia que llevará al final del mundo. Ello ocurre, repito, según la concepción religiosa católica, como castigo del Padre a sus hijos por el alejamiento de la Santa Doctrina y la aproximación a cuestiones como el hedonismo, el abandono de la fe, pérdida de respeto por otros, etc; cuestiones todas ellas que vienen a vincular a las personas más a cuestiones y actitudes del Anticristo.
Es un hecho cierto que la sociedad, el mundo en general, está viviendo una clara decadencia, un alejamiento no solo de los dogmas cristianos, también de las cuestiones más básicas del respeto y la convivencia. Poco a poco, sin darnos cuenta, cegados por el egoísmo y nuestro propio egoísmo, vamos aproximándonos más al abismo de calamidades que podrían tener serías consecuencias para la raza humana.
Es fascinante como un texto que tiene más de 2000 años puede reflejar con tal exactitud lo que a día de hoy está pasando. Una cuestión que, cuanto menos, nos conduce a una seria y profunda reflexión sobre nuestro origen y el fin del Mundo..
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