Con la eclosión, en tiempos de Roma, del nuevo dogma religioso cristiano, su asentamiento como sagrado credo y su expansión por toda Europa, distintas religiones y creencias se verán abocadas a la desaparición. En el proceso de expansión católica, se establecen dos períodos: una primera época, paulatina y voluntaria de cristianización. Con cuestiones dogmáticas tales como libertad o todos somos iguales en cuanto a los ojos del Dios Padre, son cientos de miles de personas quienes abrazan esta nueva religión de paz, amor, concordia e igualdad. En un segundo período el cristianismo es impuesto por la fuerza, dentro y fuera de los territorios europeos. Llegarán momentos oscuros en los que se condenen a la hoguera a más de medio millón de personas en todo Europa por ritos paganos y, también, la famosa Guerra Santa llevada fuera de Europa para conquistar los santos lugares, durante la Edad Media. En nuestros tiempos han resurgido las corrientes religiosas paganas y se agrupan dentro del Neopaganismo.
Vemos sin embargo que, a pesar de tanta intransigencia, un embrión de neopaganismo ha pervivido oculto, escondido y casi sin darnos cuenta, últimamente estamos leyendo y oyendo, cada vez con mayor frecuencia en los medios, el re-surgimiento de un neopaganismo; un movimiento religioso, espiritual y vinculado muchas veces con la naturaleza, que ha crecido de manera importante durante los últimos años, especialmente en Estados Unidos.
En principio, este neopaganismo proclama su vinculación con el medio natural por una parte y, por la otra, declina toda vinculación con elementos como “satanistas”, “demonios”, etc.
Etimológicamente, pagano (del latín, paganus), significa “el que vive en el campo”. Se llama paganos, por tanto y desde este punto de vista, a personas que desde tiempos remotos participaban de unos conocimientos más o menos herméticos en cuanto a plantas y cuestiones naturales, para ellos la Tierra era lugar sagrado y su dios la Naturaleza, quien les proveía de conocimiento, alimento y sabiduría.
El Neopaganismo en nuestros días
A día de hoy, Las principales religiones paganas, se pueden resumir en dos principalmente:
- Gardnerian Wicca. Se documenta sobre 1954, fundada por Gardner, se centró en una tradición secreta y vinculada con el medio. Sus rituales se desarrollan con personas desnudas y en plena naturaleza.
- Faery Wicca. Una visión del mundo muy vinculada con el mundo céltico y los antiguos saberes sobre plantas y conocimientos ancestrales del medio. Adoran a la madre naturaleza.
Nótese en este punto, las enormes semejanzas de todo lo documentado hasta el momento con lo que nosotros entendemos como “brujería” y es que, como ya hemos señalado en algún artículo anterior, dicho concepto no tiene porque aparecer vinculado a la adoración del demonio, necesariamente. Existe también una “brujería” positiva, que busca un equilibrio y una armonía entre el hombre y la naturaleza. En esta concepción de la vida y del mundo, el brujo cree en dos entidades, por un lado, la Gran Madre, creadora de todas las cosas y desempeña una loa a la femininidad y a su naturaleza fértil y el Gran padre, por el otro, dador de la vida y también dador de la muerte.
El sexo, dentro de esta visión, se libera de los 2000 años de tabú que ha establecido la Iglesia Católica. Se concibe aquí como señal de fuerza de magia y de fertilidad, es para muchos, la eclosión de la propia naturaleza dentro del cuerpo humano. No es algo sucio y un pecado como nos quiere hacer ver la ortodoxia católica. Aquí , los dioses no viven en un paraíso lejano, para este tipo de creencias, los dioses están entre nosotros y sobre todo, dentro de nosotros. Según esta concepción, no somos sus subordinados, realmente somos sus hijos.
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