La masonería, a día de hoy, es considerada como una de las logias más antiguas y poderosas de toda la historia. Si por algo se caracteriza esta agrupación de librepensadores es, sobre todo, por el hermetismo y la discreción con la que actúan. Todos conocen su existencia, pero muy pocos, solo aquellos iniciados, saben sus ritos y sus ceremonias.
Nadie sabe su origen con certeza. Hay historiadores que asocian el nacimiento de esta organización con los antiguos maestros y arquitectos encargados de construir los grandes templos de los faraones. Otros relacionan su origen dentro de un contexto judío, durante la época en la que el pueblo hebreo construyó el famoso Templo de Salomón.
Pese a todo, los primeros documentos que se conservan datan del Siglo XIII, al respecto de un grupo o asociación de albañiles (en francés maçons), los cuales deseaban desvincularse de la dependencia eclesiástica y las distintas órdenes monacales. Ya desde sus orígenes se observa, a través de lo hermético de su legado textual, el deseo de discreción y hermetismo al respecto de sus nuevos métodos de construcción y diseño de obras y edificios. De hecho, no se explicaría la arquitectura del Gótico, por ejemplo, sin la labor de estos discretos personajes. El celo por sus conocimientos fue tal que ya desde una edad temprana se crean tres grados, según el conocimiento y la actitud del grupo: aprendiz, compañero y maestro y de tal manera, idearon y desarrollaron ceremonias secretas y desvinculadas de la Santa Madre Iglesia basadas en ritos iniciáticos y de fidelidad.
Es en el Siglo XVIII cuando distintos intelectuales y librepensadores crearán en Europa la famosa Orden de la Rosacruz, los cuales incorporan distintos principios y fundamentos tanto del agnosticismo, del judaísmo y del maniqueísmo. También será importante para las distintas ramificaciones de los masones la influencia de antiguos conocimientos como la alquimia. Es precisamente a partir de este Siglo XVIII cuando se pueden encontrar numerosos testimonios de una multitud de logias masónicas, cada una con sus grados, sus ritos y sus preceptos.
Así, podemos citar múltiples ritos y ceremonias como el rito escocés, el rito neuyorkino, el rito francés, el egipcio, el templario, o incluso el rito masónico nacional mexicano. La anterior enumeración de ritos masónicos, da una idea del gran poder de difusión, aceptación y asimilación de la corriente masona en todo el mundo, agrupando entre sus filas a millones de personas, casi todas liberales, cultas y en muchos casos con gran poder económico y político. De hecho, se podría citar que, por ejemplo, en Inglaterra, el hecho de aceptar a personas no vinculadas con la construcción, provocará la eclosión de distintos tipos de logias, según su naturaleza. Observamos, de este modo:
- Una logia masónica clásica, o ancestral. Aquella que viene identificada por personas que trabajan la piedra y los elementos con las manos. Nótese como la naturaleza antiquísima de vincular a la masonería con la construcción, no se pierde con el paso de los siglos.
- Una masonería intelectual, en la que el concepto “construcción” adquiere un valor metafórico. De este modo se quiere construir una nueva humanidad y un nuevo mundo, más ordenado perfecto y simétrico en valores personales y morales.
Para muchos expertos, el desarrollo de la masonería y su difusión por Europa y América, provocará también su fragmentación. Posiblemente, las peculiaridades de cada país y cada cultura hace que lo que en los primeros siglos fueron distintas agrupaciones de manofactura y construcción más o menos homogéneas, terminen siendo entes corporativos y distanciados de los preceptos iniciales, a través de los cuales se fundó la masonería. De hecho, como paradigma de esta disociación y fragmentación, traumática en muchos casos, se puede citar, por ejemplo al Gran Oriente de Francia, una de las mayores organizaciones masónicas europeas, la cual, en 1860 se vincula a la política y a un pensamiento “materialista y ateo”, en palabras del ilustre masón Robert Amadou.
Sea como fuere, la masonería se ha transmitido de generación en generación desde hace dos milenios. Es cierto que existen múltiples libros e infinidad de estudios al respecto y sin embargo… aún hoy, la masonería, en esencia, sigue siendo hermética al gran público y a todos los investigadores.
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