Muy pocas veces un hecho vinculado con lo parasicológico ha tenido una repercusión mediática como las famosas caras de Belmez. Hoy ya olvidadas, tras la muerte de la matriarca de la familia, Maria. los rostros aparecidos en la casa de la familia Pereira, constituyen a día de hoy, unos de los episodios más inexplicables e inquietantes que guarda España en su imaginario colectivo.
Es en agosto de 1971, cuando Maria Pereira descubre que en el suelo de su cocina, cerca del fogón, hay una mancha con forma de rostro, como si fuese la figura de una cara humana. Sobrecogida llamó a distintos vecinos, los cuales pudieron contemplar aquel rostro, sin lugar a dudas humano. María, intentó varias veces borrarla, pero siempre terminará por aparecer. Uno de los hijos, pasados unos días, y para mayor tranquilidad de la familia, tapó con cemento la cara, pasados unos días apareció la misma cara sobre el cemento que días antes se empleó para taparla.
Pasados los días el rostro se fue haciendo más delimitado, más real y al tiempo, comenzaron a aparecer muchas más caras por toda la casa. Todo el país, los medios y los científicos, se interesaron por el caso. Germán Argumosa, parapsicólogo y especialista en “psicofonías” acudió en persona a estudiar el caso in situ; e, incluso invitó a venir al profesor Henes Bender, eminente parapsicólogo y estudioso de este tipo de temas.
Después de varias semanas de estudios, se llegó a la conclusión de que no era un fraude. Entonces se realizaron distintas sesiones vinculadas con lo parasicológico, incluso se levantó acta mediante un notario. Una de las acciones que se tomo fue la instalación de varios magnetófonos profesionales para la captación de cualquier ruido. La sorpresa fue la existencia de varias voces grabadas, en una casa vacía, que había estado en el silencio más pertinaz durante varias horas.
Las caras de Belmez: ¿Fraude o Realidad?
Para principios de 1.972, se pudieron escuchar públicamente las primeras acusaciones de fraude. Pese a la insistencia de Argumosa y otros científicos en la veracidad de los hechos. Tras estas acusaciones las caras siguieron apareciendo y moviéndose, pero el foco de atención cesó durante más de una década.
Es en 1.989 cuando en las V Jornadas Parasicológicas volvió a surgir el tema en una de las ponencias. La Asociación de Parapsicología, se tomó otra vez interés por el caso y contactó con el Ayuntamiento de Belmez, concertando una visita a la casa. Cuando entraron en el edificio, todos se asombraron de la nitidez y la expresividad de dichos rostros, que no se habían llegado a borrar durante estas décadas.
Según un comunicado de la Asociación Parasicológica de España, “el fraude no existió, las caras siguen siendo un fenómeno para el que la ciencia no encuentra explicación y en el que la mano humana nada tiene que ver.”
En realidad, los orígenes están poco claros. Hay quien piensa que la casa se levantó en la postguerra sobre un lugar donde fueron fusilados varias personas, y que los rostros se corresponden con dichos asesinados. De hecho ya se han encontrado algunas coincidencias entre algunas fotografías de los que fueron fusilados en ese lugar y los rostros que aparecen sobre el cemento. Por otra parte, es de extrañar que dichos fenómenos extra-naturales, no estén acompañados de otras manifestaciones, como movimiento de objetos, o ruidos, o percepciones extracorpóreas por quienes visitan la casa.
Hoy día el misterio sigue patente, ya muerta María Pereira, las caras que ella descubriese una mañana de agosto son objeto aún de discusión y se han realizado varias exposiciones. En 1995, durante las fiestas patronales de Belmez, en agosto, se expusieron 45 cuadros de las caras, por gentileza de los miembros de la Agrupación Parasicológica de Puerto Real. Con la muerte de Maria Pereira se murieron todos los secretos de esa casa y esas caras que, a día de hoy, aún, de cuando en cuando, tanta curiosidad suscitan.
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