Unos de los elementos esenciales en la mayoría de los aquelarres de nuestro país y de toda Europa, era el uso de determinadas sustancias de origen natural (plantas, raíces, determinados tipos de árboles, etc) que desde un pasado pagano se conocían sus características curativas y sanadoras, en unos casos, y alucinógenas en otros. En este artículo analizaremos la importancia de las plantas en los Aquelarres.
Estas plantas, cuyo contenido se podría definir como alcaloides narcotizantes permitían entrar en un auténtico éxtasis y abandono de la realidad a las personas que, durante el rito, tomaban de este tipo de sustancias en su invocación al Caído y como preparación a la entrega carnal con la que solía terminar este tipo de ceremonias consagradas a Lucifer.
Las sustancias y los efectos dependían en función de la época del año y de la región de la que se trate, ya que todo dependía del tipo de plantas narcóticas que proliferasen.
Rituales con plantas en los Aquelarres
Señalaremos, a título de información que, el ungüeto que preparaban las brujas (era una receta secreta y pasada de generación en generación sin ser escrito), erea untado en la frente, bajo los brazos, en las muñecas, en la palma de las manos e incluso en la entrepierna. De hecho, la famosa escoba de las brujas, servía para aplicar este tipo de loción en la zona vaginal y era el apoyo que proporcionaba la sugestión de cabalgar.
Al ser absorbido por al través de la piel y transportado por la sangre, produce, según determinados estudiosos en el tema, una acción represora sobre todo el sistema nervioso, anestesiando a veces y en dosis altas excitando al mismo tiempo, lo que da lugar a confusiones, alucinaciones y visiones de lo más increíbles. Es esto el hecho que permite, en muchas religiones, la ingesta de determinados alcaloides, entrar en otros mundos o la toma de contacto directa con otras entidades: el vudú, la macumba y muchos de los ritos africanos y americanos que toman contacto directo con el mundo de los muertos se realiza mediante la ingesta de determinados tipos de opiáceos.
Volviendo al tema que nos ocupa, el resultado final era que durante las vivencias tenidas bajo los efectos, fuese de sueño o de sobre-excitación, se había tenido la sensación de vuelo o levitación producido por la hiosciamina, así como haber asistido a placenteras bacanales y frenéticos bailes plagados de sensaciones eróticas. Incluso era frecuente que el propio Lucifer tomase su forma apartir del macho cabrío que presidia el aquelarre.
Después de toda esta experiencia, en el despertar y con la toma de conciencia de nuevo con la realidad, en la mente quedaba plenamente el concepto de veracidad, de realidad, acrecentado aún más desde el desconocimiento y la incultura que hacía que supersticiones antiguas y suprecherías coetáneas fuesen la explicación para todo aquello que el hombre no alcanzaba a explicar.
El conocimiento de todo este tipo de plantas, en cuanto a sus propiedades se remonta, como ya se ha señalado anteriormente, a épocas remotas vinculadas con el paganismo y, detalle este muy importante, a tiempos en los que sobre todo las mujeres acudían al campo cada día a recoger productos vegetales para la alimentación. Muchos piensan que llegaron a conocer dichas propiedades toxicológicas de este tipo de plantas mediante pruebas de ensayo y error. Según la creencia popular se dice que fue el macho cabrío quien les enseñó las propiedades de todas las plantas y los secretos de toda la naturaleza, a cambio de entregarse a éste.
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