A lo largo de todos los tiempos, muchas personas han dicho tener la capacidad o el don de poder comunicarse con el Más Allá y transmitir mensajes o las percepciones de los habitantes de otras dimensiones, o de aquellas formas de materia que han quedado atrapadas en esta dimensión nuestra. En esta entrada vamos a desgranar los orígenes del espiritismo.
Desde la antigüedad múltiples han sido los medios para tratar de comunicarse con estas formas de energía: desde los antiguos oráculos, hasta la tabla ouija; pasando por técnicas como la escritura automática, o utilizando médiums, en los que una persona con poderes para ello, tiene el privilegio de ser el nexo de unión entre esta realidad y otras, o entre el ser contactado, que está en nuestra dimensión, y el resto de los participantes de la sesión.
Sin embargo, muy pocos conocen los primeros contactos, documentados, en cuanto a la comunicación entre seres humanos y otras presencias no corpóreas.
Orígenes del espiritismo: La Familia Fox
La primera documentación entre dichos contactos datan en el Estados Unidos de 1848, en una humilde cabaña en cuyo interior vivía Jon Fox, su esposa Margaret y sus hijas de corta edad Kate y Maggie.
Cuenta la abundante documentación sobre el caso que, durante varias noches se escucharon golpes en la puerta de la habitación de las niñas y pasos en las escaleras. Por más que se asomaron, no descubrieron el origen de dichos ruidos. A las pocas noches la madre de las niñas descubrió que las propias pequeñas se estaban comunicando con algo o alguien incorpóreo. Los ruidos obedecían a indicaciones de las pequeñas y como respuestas a los golpes que éstas daban como medio de contacto o comunicación.
La propia madre de Kate y Maggie quiso cerciorarse del origen de los ruidos y, no descubriendo nada ni nadie, pidió a las pequeñas que le preguntasen, a la presencia, por sus edades, a lo que se produjeron un número de golpes equivalentes a sus edades.
Poco después, los Fox idearon un sencillo sistema de comunicación: tres golpes equivalían a un sí, uno a un no. Con el tiempo, el hijo mayor de los Fox ideó una idea más sofisticada de comunicación: David, el hijo mayor de los Fox, solía recitar todo el alfabeto y la propia entidad daba un golpe en la letra oportuna, de este modo empezaron a comunicarse de manera más compleja, por otra parte, observamos en este método un origen rudimentario de la propia oujia, como medio de comunicación entre personas y espíritus.
Mediante este sistema de comunicación la familia Fox averiguó que las pequeñas kate y Magge eran el vínculo entre la presencia incorpórea y los humanos, eran ellas las que podían y tenían la capacidad de comunicarse con el mundo de los muertos. Nacía, así, de esta manera, el espiritismo.
Mucho se ha debatido en relación a la familia Fox y a la inmensa fortuna que lograron ganar con sus sesiones y sus ceremonias espiritistas. Desde el comienzo se les acusó de aprovecharse del dolor ajeno y del miedo a la muerte, engañando así y confundiendo a muchas personas que pagaban auténticas fortunas por poder comunicarse con los suyos en el otro mundo.
Sea como fuere quedan para los anales de la historia esta familia y estas niñas vinculadas con los orígenes del espiritismo y la comunicación con el más allá. En 1888, en la Academia de Música de Nueva York, la propia Maggie Fox reconocería que todo había sido un fraude de dos niñas que habían querido burlarse de sus padres. Varios meses después se supo que el día que pronunció aquellas palabras, la propia Maggie Fox estaba amenazada por varios organizaciones religiosas de la época, por lo que aún hoy existen serias dudas sobre la veracidad de aquellas palabras pronunciadas hace más de cien años.
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