La historia de los vampiros es tan antigua que incluso se hace mención que estuvo escrita originalmente en griego. Si tenemos que colocar una fecha, podríamos decir que fue en el año 125 a.C.
Esas historias de vampiros tuvieron su origen en las diferentes caravanas que se realizaban por el perfil del Mediterráneo, y posteriormente se extendieron hacia el mismo continente asiático, hacia tierras de los Cárpatos así como a tierras eslavas. Fue mucho el tiempo en que estas historias se mantuvieron por las diferentes generaciones de quiénes las contaban y creían en ellas, pero prácticamente empezaron a ser consideradas como unos mitos en el proceso de el nacimiento del cristianismo.
Existían diferentes interpretaciones acerca de lo que realmente era un vampiro, pues para los gitanos era simplemente un fantasma de alguien que había sido bien un mago o una bruja, o cualquier situación que le haya representado un poder determinado a esta persona muerta. Los vampiros son considerados como unos seres desalmados que tienen como única función el tener que matar a los seres vivos para su supervivencia, viniendo de esta manera a ser la expresión de muchos estudiosos cuando mencionan que los vampiros matan a personas que se asemejan a ellos, pero también existe una diferencia de estos vampiros con sus víctimas, pues a pesar de tener apariencia humana, estos seres no pueden ser reflejados en un espejo con el fin de no ser detectados fácilmente; utilizan un poder determinado para poder escapar. Tienen el poder de convertirse en un murciélago o en una rata o un lobo, pudiendo también desvanecerse en medio de la niebla para una fugaz retirada.
Muy a diferencia de los seres vivos, los vampiros duermen y descansan durante todo el día mientras el Sol se encuentra presente. Necesitan reponer fuerzas para sus ataques nocturnos y además, los rayos del Sol son mortíferos para los vampiros. El único medio de alimentación para estos vampiros está en la sangre de los seres vivos, pudiendo estos morder en el cuello de sus víctimas hasta terminar con la última gota de sangre que pueda haber en estos cuerpos.
A pesar de que las leyendas indican que los vampiros pueden entrar por las ventanas de las casas de sus víctimas, esto es cierto sólo en parte, ya que un vampiro no entra a un sitio en el que no haya sido invitado, pues existe una fuerza de rechazo que le impedirá poder cruzar el umbral de la puerta. Pero si el habitante de dicha morada confía en la palabra engañosa de un vampiro y ha invitado a pasar una vez, entonces estos seres podrán tener la libertad de entrar y salir a dicha casa como más les convenga y sin pedir permiso o autorización en las siguientes ocasiones.
Cuando un vampiro succiona la sangre de su víctima, ésta queda infectada con una especie de virus que dicha criatura le ha proporcionado, por lo que su víctima pasará a ser igual que su atacante, convirtiéndose también en un vampiro que buscará a otra víctima para poder subsistir. Para matar a los vampiros existen diferentes ritos. El más conocido hace referencia a tener que clavar una estaca en el corazón mientras duermen, pudiendo también cortar la cabeza y quemar el cuerpo de estas criaturas peligrosas para estar seguros de que no vuelvan a la vida.
Cortesía de Rituales y Hechizos.
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