Existen civilizaciones que a pesar de haberse extinguido hace miles de años, continúan deslumbrándonos a través de su cultura. La civilización celta no es la excepción, vivían en un mundo en el que lo mágico, lo divino y lo humano coexistían en una armonía perfecta y realizaban elaborados Rituales celtas que eran la fundación y la base de su espiritualidad.
De este mágico pueblo que mezclaba los hechizos, los rituales y los amuletos con sus costumbres diarias, podemos sacar algunos rituales para nuestra vida cotidiana.
Ejemplos de Rituales celtas y su finalidad
- Para desarrollar la intuición: los celtas creían que la divinidad nos guiaba en todo momento susurrándonos mensajes que nos llegaban a través de nuestro inconsciente. El problema es que es muy difícil interpretarlos en el momento adecuado. A ese susurro que provenía de la divinidad los celtas lo llamaban intuición o sabiduría concentrada. La buena noticia es que la intuición es un don que poseemos todos en potencia. Sin embargo, es posible desarrollarlo, para hacerlo no hay nada mejor que permanecer atento a las señales que recibimos todos los días, aprender a interpretar las coincidencias que nos ocurren durante el día. También es importante prestar atención a las sensaciones que nos embargan cuando entramos por primera vez a un lugar, pueden ser sensaciones positivas o negativas dependiendo de la vibración que haya en el lugar.
- Para ayudar a la distancia: todos hemos vivido la desagradable experiencia de querer ayudar a un ser querido y no haber podido hacerlo porque se encontraba lejos de nosotros. Para los celtas no era indispensable la presencia física para ayudar a alguien que se encontraba en dificultades. Los druidas presentían cuando un guerrero que estaba lejos se encontraba en peligro, para ayudarlo organizaban un ritual que permitía apoyarlo a la distancia. El ritual consistía en viajar interiormente hasta el lugar en donde se encontraba el guerrero, brindarle palabras de apoyo y sobre todo protegerlo visualizándolo inmerso en una luz blanca.
- Para recuperar las fuerzas: los celtas veneraban al dragón por su fuerza, creían que los paisajes naturales que por su geografía recordaran en cuerpo de un dragón eran lugares energéticamente especiales. Para absorber la energía que emana de la tierra que se encuentra rodeada de un paisaje que recuerde la silueta de un animal mítico, se debe en primer lugar sacarse los zapatos y con los pies descalzos tomar contacto con la tierra. Al tocar la tierra el animal mítico nos traspasará su energía que fluirá por todo nuestro cuerpo, para finalizar se debe realizar una danza en agradecimiento a la divinidad por habernos permitido recuperar y potenciar nuestra energía.
- Para aprender de los niños: para los celtas cuando nacemos sabemos todo, lo que sucede es que lo vamos olvidando en el transcurso de la vida. Esta idea se relaciona con la creencia en la reencarnación. De este modo los niños son sabios porque tienen frescos los recuerdos de la vida anterior. Un proverbio celta dice: “el hombre es viejo al nacer y cada vez más joven a partir de entonces”. Es vital estar cerca de los niños, jugar con ellos, aprender de ellos. Incluso intentar pensar como niños para resolver nuestros problemas, hay veces en que las soluciones más simples son las mejores.
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