Los mayas habían hecho un anuncio en su Segunda Profecía, en la cual mencionaban que la humanidad empezaría a realizar un cambio en todos los aspectos de su vida a partir del 11 de agosto de 1999, incluso se aseguró que 13 años después de esta fecha, sería el final de todo lo que existe llegando a un estado del «no tiempo», el 22 de diciembre de 2012.
En esta fecha, el 11 de agosto de 1999, tuvo lugar uno de los fenómenos astronómicos más notables que el ser humano pudo apreciar, pues fue un eclipse tan espectacular que dejó al cielo prácticamente marcado por un halo de fuego. Este eclipse tuvo una característica principal, que fue la distribución de los planetas del Sistema Solar, pues casi todos estuvieron involucrados en este eclipse y debido a la alineación que éstos formaron, se denominó Cruz Cósmica, siendo la Tierra el centro de toda ella.
La sombra que se proyectó sobre la tierra por parte de la Luna tuvo una trayectoria muy interesante, pues el recorrido fué desde Kosovo, el Medio Oriente, así como por Irán e Irak, dirigiéndose finalmente hacia Pakistán y la India. Se podría decir que esto fue una especie de antecedente que anunciaría los diferentes conflictos y guerras que han ocurrido en estas regiones. Los mayas aseguraban que a partir de esta fecha, la humanidad perdería de una manera muy fácil el control de cada una de sus acciones y emociones. Y las consecuencias serían que una parte de los seres humanos podrían llegar a encontrar una paz interior inigualable, siendo en cambio, los carentes de tolerancia, los que provocarían conflictos y guerras.
En todo este tiempo, la Segunda Profecía de los mayas hace una comparación entre el cielo y el infierno co-habitando en la Tierra. A pesar de ser tiempos de guerra y conflictos, también será época de grandes aprendizajes y crecimiento espiritual. Todo está conectado con el Universo, y cada una de nuestras emociones pueden alterar el ritmo y la vibración que éste llegue a tener, pudiendo ocasionar determinados cambios físicos, que aunque parezca increíble, estarán determinados en gran medida por la influencia del comportamiento humano.
Existirán muchas personas que dejaran egoísmos para ayudar a los demás, para estar junto a aquellos que han caído en desgracia, quienes darán muchas cosas por ser cada día mejores, incluso la Profecía de los mayas dice que muchas de estas personas, debido al gran crecimiento y nivel espiritual que puedan llegar a tener, tendrán capacidad para hacer sanación y curación a quien lo requiera y necesite, siendo éste el objetivo al que la humanidad debe evolucionar.
Asimismo en esta segunda Profecía se menciona que habrá otro grupo de personas que sin importarles absolutamente nada, sólo les interesará un afán de ambición de poder y posesión, egoísmo por todas partes, sin importar quién caiga a sus pies, con tal de poder conseguir riquezas que sólo se quedarán en la tierra. Pocos serán los seres humanos que conservarán sus valores morales y que actuarán en beneficio de los demás, siendo en cambio muchos los que en un afán de riqueza y ambición, no se detendrán en agotar los pocos recursos naturales que la tierra dispone.
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